sábado, 2 de noviembre de 2013

SOLTAR EL LASTRE DE LAS REPRESIONES

En la iniciación, en el proceso de aprendizaje, hay una comunión profunda, una transferencia profunda de energía del maestro al discípulo. Esta energía puede fluir abajo a alguien que sea receptivo, humilde, entregado. Esta actitud de entrega, receptiva, de humildad, es necesaria para recibir. El ego tiene que ser entregado, y cuando lo entregas te vuelves receptivo.
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En Zen dicen que lo real es el rostro original: el rostro que tenías antes de tu nacimiento y el rostro que tendrás después de tu muerte. Lo real no es algo que hay que lograr, es algo que hay que descubrir, ¡ya está ahí!. Si simplemente dejas de aferrarte a los rostros falsos, lo falso caerá y lo real permanecerá. Sin pensamiento no puedes crear un rostro falso. Sé consciente de tu proceso de pensamiento. No luches con él, no lo reprimas. Sólo ten conciencia: los pensamientos están ahí como nubes en el cielo, y los estás mirando sin ningún prejuicio, ni a favor ni en contra. Permite que los pensamientos se muevan, déjalos que vayan dondequiera que estén yendo, entra en un estado profundo de dejar que todo pase, y simplemente observa. No interpretes, simplemente ve.
La mente es automática, y todo lo que has hecho se ha vuelto mecánico. Cuando has aprendido a conducir, la conducción ha sido dada a la parte del robot de tu mente, puedes ir haciendo cualquier cosa, y la parte del robot de tu ser conducirá. Pero si sucede algún accidente o algo para lo que tu robot no está adiestrado, sólo entonces serás necesario. Dale al robot todo lo que aprendas, pero sigue siendo el amo. Estás conduciendo, de repente dile al robot que se relaje. Tomas el asiento y conduces conscientemente.
Cuando estás oyendo inconscientemente estás enfocando tu atención solamente en el hablante y te has olvidado completamente de ti mismo. Si eres consciente de los dos puntos, el que habla y el oyente, te has vuelto el tercero, el testigo. Ser el testigo te ayudará a seguir siendo el amo. Cualquier cosa que estés haciendo, hazla conscientemente. Cuando seas consciente, tu mente estará sin pensamientos.
Empieza con situaciones simples, como el caminar. Sé consciente y camina lentamente; llénate de conciencia en todo tu cuerpo. Cuando se mueva un pie, muévete con él. Cuando un pie deje el suelo, deja el suelo con él. No hagas nada más con la mente; transforma toda la mente en conciencia.
Cuando tu mente está en caos, puedes sacarlo a la luz mediante lo música caótica, fluirás con  la música y está música caótica percutirá en tu mente caótica y la sacará a la superficie. El rock, el rap o cualquier otra música caótica, ayudará a sacar algo, y ese algo es sexualidad reprimida. Una vez que puedas sacar todo lo que ha sido reprimido en ti, te volverás natural de nuevo, puro, inocente, y con esa inocencia y pureza es posible la transformación.
Para que tú te conviertas a una libertad total, toda la sociedad tiene que ser expulsada fuera de ti, entonces puedes vivir con la sociedad, pero la sociedad no puede entrar en ti. Si te puedes mover en la sociedad como un actor, nunca te toca, permaneces más allá de ella. Una vez que puedes expulsar la sociedad fuera de ti, sin amargura, sin estar en contra de ella, o en reacción a ella, lo divino puede entrar en ti, porque lo divino se identifica con la existencia. La sociedad es un fenómeno humano, local. La existencia es mayor, infinita.

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